lunes, 23 de marzo de 2015

Conseguí bailar sin que me pisaran.

Así de bien terminé mi asistencia al concierto de Izal que disfruté en la Sala blanca del LAVA este pasado fin de semana.
Lo cierto que los de mi especie vivimos cientos de años y me da hasta vergüenza reconocer que ya no soy un quinceañero, pero como tal disfruté en este pedazo de concierto.
En el LAVA he disfrutado de multitud de cosas ya, de obras de teatro, presentaciones de libros, conciertos de todo tipo, conferencias...pero lo de este fin de semana ha sido realmente sublime.
Este espacio programa con mucho criterio buscando siempre realizar una oferta cultural de lo más variada en cuanto a gustos para el público vallisoletano, lo que les honra, puesto que por las diferentes salas de este complejo  cultural han pasado los más grandes artistas a los que se puede acceder sin tener que hipotecar los sueños o los proyectos de la institución que ha puesto en marcha este proyecto.
Con Izal han vuelto a acertar, ya que este es un grupo que arrastra a miles de aficionados a este estilo musical y más en concreto a la calidad de los componentes del grupo y los temas de sus discos.
Igual se nota que soy fan, pero casi hasta diría que fan de Izal soy fan del LAVA y sus trabajadores y técnicos, que siempre e dejan la piel para que todo salga perfecto y eso es de agradecer.
Si tenemos en cuenta que este espacio se construyó sobre el antiguo matadero de Valladolid aún hoy en día resulta alucinante contar con un espacio como la sala Concha Velasco, que es un teatro de excelentes condiciones tanto para el público que asiste a las representaciones como para las compañías que allí actúan.
Poco a poco los vallisoletanos han ido conociendo, aceptando y valorando lo que allí se lleva a cabo y tengamos en cuenta también que el LAVA cuenta con un programa especial para facilitar el trabajo de los artistas vallisoletanos que allí cuentan con un espacio impresionante para desarrollar sus proyectos y con la ayuda y el consejo de unos técnicos de lo mejorcito en su campo.
Que el público demanda cosas está más que claro y que algo como los dos conciertos que ofreció allí Izal eran necesarios también.
Izal colgó el cartel de aforo completo y se desvivió por ofrecer lo mejor de ellos mismos y los que tuvimos la inmensa fortuna de asistir, así lo vivimos, como algo muy especial y brillante.
Incluso yo mismo con mi tamañito no pude evitar bailar entre las cientos de personas allí congregadas y conseguí evitar que me pisaran y sentirme seguro, ya que la fotógrafa que me acompaña y a quien debo estas imágenes se preocupó constantemente por salvaguardar mi integridad física, que no me pisaran, que no me mojaran y que no comiese nada después de las doce.
Disfruté como un enano y tiene gracia que eso lo diga precisamente un bichito de mi estatura.
 Una cosa está clara, los espacios culturales de la ciudad están programando con un criterio muy acertado y el hecho de contar con salas como el Teatro Calderón o las salas del LAVA, además de otros espacios que no voy a citar porque no quiero aburrir en exceso, hacen que la visita a la ciudad por parte de turistas nacionales o extranjeros se convierta en una experiencia muy completa que alimenta y de que manera el cuerpo y el alma, ya que contamos con una gastronomía, un enoturismo, una cultura y una riqueza lingüística de lo mejorcito.
Yo estoy aprendiendo y disfrutando mucho en esta ciudad y espero que todo siga yendo a mejor y pueda seguir siendo un referente turístico muchas décadas más.
Muchas gracias a todos los que hacen que esto sea posible.
Ratos como el pasado en este concierto, me llenan de energía para mucho tiempo.





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